angelus-novus

Después de una búsqueda extensa, no me fue posible encontrar algun trabajo cuyo objeto fuera el término contrasentido y que yo pudiera comentar. Ni siquiera con la ayuda de las muchas herramientas de IA obtuve algo que me pareciera adecuado. Ahí fue cuando me di cuenta que lo que exigía este espacio era más bien una reflexión del término, que sirviera a su vez como una suerte de manifiesto. Por vicio de profesión, recurrí al diccionario de la RAE, a la muy bastardeada etimología y al ejercicio del perenne pensamiento (todavía no reemplazado del todo y bastante defectuoso en la ejecución) para atar algunos cabos y darle una dirección general (siempre aproximada) a los textos que pueden encontrar buceando este sitio. Vamos entonces a ver juntos si hay algun fruto de este esfuerzo.

La RAE da tres definiciones principales, que vamos a tratar por turnos:

  1. Interpretación contraria al sentido natural de las palabras o expresiones (ofrece como antónimo sentido).
  2. Despropósito, disparate.
  3. Concepto que se opone a lo que parecería deducirse de proposiciones antecedentes (más relacionado a su uso filosófico).

Lo que podemos decir sobre la primera es que existe una asimetría entre la definición "lingüística" de contrasentido y la multiplicidad de significaciones del antónimo sentido. Tomémonos un minuto para analizar esta palabra. El término proviene del latín sentire y se relaciona con la raíz indoeuropea *sent-, que refiere a "tomar una dirección" [1]. Contrasentido entonces referiría a tomar el sentido exactamente contrario. Además, el verbo sentire tiene en su origen un significado asociado a aquello que nos llega por los sentidos (que todavía se conserva en los diferentes usos en el español) y, a la vez, a la acción práctica producto de esa afección sensorial de la que somos protagonistas. Como dice al respecto la gran Helena en una conocida página de etimologías, "puede decirse que su sentido más primitivo es tomar una dirección por haberse orientado por los sentidos[...]. Su significado es pues muy complejo y designa pues un completo acto perceptivo-reflexivo concebido como una acción inseparable". Esta ampliación del significado del sentido como un elemento inherentemente ético, que implica afección y acción del sujeto [2], es fundamental para entender el potencial filosófico del contrasentido. Volveremos luego a esta idea. Lo último que resta decir sobre sentido refiere al origen de su definición lingüística: de sentire también derivan sentido común, sentencia, consentir, disentir, todos términos que en un principio refieren a la opinión o criterio respecto de una situación práctica y que (nos atrevemos a afirmar) por derivación refieren a la manifestación lingüística de esa opinión. Es de este significado del que contrasentido constituye antónimo de sentido según la RAE.

Sobre la segunda definición una nota. Parece derivar del francés (de contresens, como consta en el Corominas [3] y en este artículo), lo que nos habilita a ver la definición en francés del Larousse. Destacan dos a nuestros ojos:

  1. Una que la define como un absurdo, algo sin dirección alguna, que se opone directamente a como algo debe ser (una oposición absoluta a la esencia de la cosa quizás)
  2. Otra que la define, a partir de Husserl, como la propiedad de una expresión que contiene una contradicción interna (por oposición a non-sense)

A prima facie, las definiciones se contradicen. Si la primera habla de un absurdo como algo tan contrapuesto que ni siquiera tiene la mentada dirección opuesta, la segunda dice que la contradicción es interna, y por lo tanto, es parte del mismo sentido. Antes que desanimarnos, la contradicción parece ser un signo del potencialidad que tiene el contrasentido para hacernos pensar, si somos lo suficientemente astutos para esquivar la trampa.

Esto nos lleva a la tercer definición, y especialmente a discutir el uso filosófico que puede tener. Hasta ahora, hemos hecho un recorrido que nos llevaba desde el sentido (dirección) hacia el contrasentido (o la contradirección) y de allí hacia la contradicción (interna) y el absurdo. El camino se cierra si nos concentramos en el significado lingüístico y contradictorio, por lo que propongo que no nos dejemos llevar por la tentación pesimista (nada tiene sentido) y retomemos el que mencionamos respecto de la primera definición, que hacía referir el sentido a la ética. El objetivo es encontrar una dirección (un sentido) que concilie la afección y la acción.

Es bien conocido el concepto benjaminiano de "cepillar la historia a contrapelo", que traduce la frase die Geschichte gegen den Strich zu bürsten. Si mi defectuoso alemán no me falla, gegen der Strich significa literalmente ir en la dirección contraria, ir a contrasentido. Pero ese contrasentido es esencialmente ético, tiene que ver con la acción de un sujeto afectado, siempre activo, que no ejerce la actividad filosófica desde el lugar común de la reflexión sin compromiso.

Podemos concluir (al menos establecerlo como proyecto) que el contrasentido puede ser un intento por recuperar, en ese cepillar a contrapelo, la posibilidad de convertirse en sujeto que es afectado y, por eso mismo, acciona. Leánse los textos que se reunan en este sitio desde esta intención.

Notas

[1] Roberts y Pastor, Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española, 1996, Pág. 155.

[2] El aroma a Spinoza se siente de lejos. Por mi formación, recomiendo ver las definiciones de chresis del capítulo 2 de El uso de los cuerpos de Giorgio Agamben.

[3] J. Corominas, Diccionario Crítico Etimológico de la lengua castellana, Volúmen 4, 1954. Pág 191.